Vicky Kylander
Estocolmo, 1971

Vicky Kylander aborda la actividad pictórica como una herramienta vital para procesar la continua mezcla de impresiones externas y tensiones internas. Mover y acumular pintura sobre una superficie se convierte en una manera de describir una determinada situación, como si esta tuviera una textura, densidad o tonalidades específicas y el trabajo consistiera en descubrirlas mientras cambia. Su pintura está motivada por el proceso y a menudo trata de mantener la sensación de un todo en movimiento, para ofrecer esa imagen inestable como punto de observación y reflexión para la mirada.
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