Sonia Higuera
«Pause»
Del 22 de noviembre de 2013 hasta el 22 de enero de 2014

Este proyecto reúne varias historias congeladas en una serie de “fotogramas” pertenecientes a la serie “Historias que crecen en lugares”, repartidos en dos escenas distintas, para plantear un diálogo entre la fotografía y la obra tridimensional que esboza una reflexión abierta sobre la (in)comunicación y el aislamiento contemporáneos.
Dos fotografías de pequeño formato (El corralito y Deambulaciones) que sobresalen de la pared sobre dos piezas de madera, muestran el interior vacío de dos edificios que destacan por la profusión de líneas de fuga. La artista las ha intervenido gráficamente con su característico trazado filiforme acotando el espacio y, de alguna manera, cercándolo. La escritura lineal se prolonga más allá de las fotografías a través de un hilo de nylon de color cian, igual que su intervención gráfica, que crea una nueva trama, al entrelazar ambas fotografías reproduciendo el mismo efecto aplicado a las imágenes. La escena vuelve a duplicarse en una composición fotográfica (Internos) que presenta dos construcciones gemelas aisladas detrás de una pantalla transparente. Todos sus vanos han sido cegados y las azoteas reconvertidas en una suerte de jaula que refuerza una vez más la sensación de encierro y aislamiento. Algo parecido sucede en otra fotografía (Purgatorio, árbol y paraíso) que presenta un paisaje habitado y, sin embargo, impregnado de silencio y soledad. La caligrafía de la artista provoca el encuentro entre realidad y ficción, generando una profunda tensión espacial que nos obliga a buscar en los intersticios, a interpretar la narrativa encriptada en la urdimbre de líneas que aíslan la construcción del resto del paisaje. Esta idea se intensifica en una imagen (El hijo bastardo) que presenta una escena familiar subrayada de nuevo por un cono de líneas de color magenta que hilvanan un diálogo que toma cuerpo en un volumen ficticio que atraviesa la escena supuestamente real, señalando su historia invisible.
Cada una de estas imágenes se desdobla en una serie de piezas tridimensionales cuyo movimiento ha quedado interrumpido o detenido –tal como sucede en la imagen fotográfica–, mostrando el instante preciso en que algo está a punto de suceder. Esta situación provoca cierta sensación de incertidumbre, puesto que resulta imposible saber dónde comienza o dónde acaba cada historia, si bien podemos intuir o imaginar su detonante y su posible desenlace. Es el caso de la construcción de bloques de madera a punto de derrumbarse o de las dos sillas enlazadas en un equilibrio inestable y congeladas justo en el momento en que una de ellas va a caer; idea esta que se enfatiza en un cuadro donde la imagen ha sido arrancada de la estructura que le servía de marco, probablemente por el impacto de una taza cuyos restos testimonian un conflicto –quizá anunciando en la fotografía familiar– que, una vez más, apunta directamente a la fragilidad y vulnerabilidad de las relaciones humanas.
Marta mantecón