Ignacio García Sánchez
«The Barbarians Among Us»
Del 17 de junio al 15 de agosto de 2016
La representación popular de los bárbaros suele coincidir con la de brutales invasores saqueando los restos de un imperio suntuoso. Esta imagen superficial eclipsa la multiplicidad de causas implicadas en el proceso de reemplazar un viejo poder hegemónico por otro emergente. Los factores endógenos, decisivos en muchos aspectos, son minimizados o completamente ignorados. La corrupción política, crisis económica e incapacidad de seguir creciendo pueden mencionarse como determinantes no solo en el caso paradigmático del Imperio Romano: su lento declive tras el surgimiento del cristianismo puede compararse con la erosión del sistema feudal por la burguesía capitalista e incluso (en un lapso de tiempo comprimido) con la derrota del socialismo de Estado por la ideología neoliberal hace un par de décadas.
Esta serie estetiza la irrupción de una eventual nueva ola de bárbaros en escenarios urbanos pertenecientes a la última etapa de nuestra propia civilización. La aparente ausencia de población local, los eslóganes en los muros y la heterogeneidad de sus componentes, todo ello pone en duda el origen extranjero de la horda. Si tenemos en cuenta que cuanto más aumenta la complejidad de una sociedad más frágil se vuelve, no es para nada descabellado especular sobre qué tipo de cultura podría ocupar nuestro lugar. Un punto de inflexión en esta tarea lo marcaría el momento en el que dejáramos de percibir al «bárbaro» como una terrible amenaza y comenzáramos a considerarlo como quizás el único sujeto histórico capaz de fecundar una civilización en decadencia.
The popular representation of barbarians depicts them as brutal invaders plundering the remains of an opulent empire. This superficial image overshadows the multiplicity of causes involved in the process of replacing an old hegemonic power by an emergent one. Endogenous factors, which are in many aspects the most decisive, are downplayed or completely ignored. Political corruption, economic crisis and incapacity to grow further could be named not only in the paradigmatic case o the Roman Empire: its slow decline after the rise of Christianity can be compared with the erosion of the feudal system by capitalist bourgeoisie and even (in a compressed time lapse) with the defeat of state socialism by neoliberal ideology a few decades ago.
This series aestheticizes the irruption of an eventual new wave of barbarians in urban scenarios belonging to the final stage of our very civilization. The apparent absence of locals, the slogans on the walls and the heterogeneity of its components, all this call in question the foreign origin of the horde. If we bear in mind that the greater the complexity of a society, the more fragile it becomes, it’s not at all misbegotten to speculate about which kind of culture could take our place. A turning point in this task would be to stop perceiving the ‘barbarian’ as a dreadful threat and begin considering it as perhaps the only historical subject able to fecundate a decaying civilization.